El grupo de investigación CREA, actualmente bajo la lupa de la Universitat de Barcelona (UB), creó un comité de ética propio, integrado por sus académicos y sin comunicarlo a la institución, con el que supuestamente validaba sus proyectos y que mencionaba hasta hace poco en numerosos de sus artículos científicos. Según ha podido saber elDiario.es, esta es una de las cuestiones que se investiga en el expediente interno abierto por el rector el pasado mes de julio, a raíz de las denuncias de varias académicas contra Ramón Flecha –el catedrático que fundó esa comunidad académica– por pedirles masajes y sexo mientras era su jefe.
Bajo el nombre “Comité de Ética del CREA”, aparece referido en numerosos artículos publicados en distintas revistas científicas hasta 2025. Todos ellos elaborados por investigadores que pertenecían o están vinculados a este grupo, según ha podido comprobar este diario. Sin embargo, la creación de este organismo alternativo no se comunicó a la Universidad, que ya cuenta con un comité oficial para evaluar los aspectos éticos de los proyectos de investigación que se impulsan en el campus. Tampoco consta su existencia en la Red de Comités de Ética de las universidades españolas.
Lo que investiga ahora la UB es si todos los artículos científicos de CREA que incluyen este sello, el de haber superado la validación del comité de ética alternativa, eludieron el oficial, un requisito necesario en determinados proyectos en los que participan personas ajenas a la Universidad. elDiario.es ha tratado de ponerse en contacto con la catedrática Marta Soler, directora del grupo CREA y actualmente jefa de Departamento de Sociología de la UB, para aclararlo, pero no ha obtenido respuesta.
Una de las particularidades de este comité no oficial es que estaba integrado por seis académicos del propio CREA o vinculados al grupo. A fecha de enero de 2025, figuraba como directora Soler.
“La creación del comité de CREA responde a la obsesión de Ramón Flecha por publicar artículos científicos en revistas científicas, que se agudizó tras la pandemia”, señala una persona que perteneció al grupo y que pide no revelar su identidad. Asegura además que el catedrático emérito, al que la UB suspendió de sus funciones en julio, ideó esta fórmula porque en los comités de ética oficiales “iban muy lentos”.
“Es un comité endogámico si lo utilizan para sus miembros”, sostiene un experto en publicaciones científicas. “Bajo ese prisma, podrían utilizar un comité internacional si el universitario es lento”, añaden.
Desde hace años, las universidades españolas cuentan con comités de ética a los que hay que someter los proyectos de investigación en los que participan personas ajenas a la academia antes de llevarlos a cabo. Históricamente, estaban orientados a las ramas de ciencia y medicina, pero de un tiempo a esta parte se aplican también a las ciencias sociales. Y según señalan distintos académicos consultados, cada vez más las revistas científicas exigen para publicar en ellas que se acredite haber superado estas revisiones de carácter ético.
¿Cuándo hay que someter los trabajos a revisión? “Si la investigación implica directamente a personas, material de origen humano, o sus datos”, señala la UB, “el personal investigador implicado es responsable de solicitar y obtener el informe favorable de la Comisión de Bioética”. En el caso de los artículos de CREA, la mayoría de los consultados por este diario están elaborados a partir de encuestas o conversaciones entre terceros, ya sean docentes de universidad, estudiantes u otros profesionales.
La UB mantiene abierto un expediente a Flecha y al CREA a raíz de la denuncia contra el catedrático de varias académicas, destapado elDiario.es (junto con RTVE Noticias, Ràdio 4-RNE e Infolibre). La comisión investiga no solo las conductas de Flecha, entre ellas pedir masajes y sexo a sus subordinadas, sino también actuaciones del grupo CREA “y otros miembros de la comunidad”, de carácter “vejatorio o intimidatorio” y que incluyen manipulación y control de las supuestas víctimas.
Cabe recordar que en años anteriores trascendieron denuncias contra este grupo de investigación por funcionar como una secta. Las últimas fueron en 2016, pero la Fiscalía acabó archivándolas.
El Comité de Ética alternativo no es el único organismo que ha abierto CREA para impulsar sus propias investigaciones y las carreras académicas de algunos de sus miembros. En 2007 se creó Hipatia Editorial SLNE –que en 2022 se transformó en Hipatia Press–, un grupo que gestiona hoy 17 revistas científicas en las que publican habitualmente miembros de CREA, incluido Flecha, según una investigación de Infolibre.
Hipatia nació con un amigo íntimo del catedrático, Iñaki Santa Cruz, como administrador único. Así estuvo hasta 2022, cuando cambió su forma legal y ahora está presidida por una docente biógrafa de Flecha. Además, en los equipos editoriales de la mayoría de las publicaciones hay varios miembros de CREA. De esta forma, el entorno de Flecha ha creado un grupo editorial para publicar y difundir el trabajo del grupo de investigación que dirige él mismo.
La presunta irregularidad que supone la creación del Comité de Ética propio puede tener consecuencias a corto plazo más allá de la UB. La revista Sage, que publicó uno de los artículos validados por ese organismo (The Impact of Dialogic Teacher Training on Students’ Peer Intervention to Address School Violence), le ha comunicado a la Oficina de Integridad Científica española, que denunció el caso, que ha remitido la queja al departamento correspondiente para que lo investigue.
Y no es el único revés a CREA en este ámbito. La misma revista Sage, que publicó un artículo firmado por el catedrático, pero que, según desveló este diario, había escrito una compañera, ha anunciado que está investigando la autoría del texto y ha advertido de que sobre el trabajo pesa en este momento una expression of concern (“expresión de preocupación”, en español, que es un estadio previo a la retractación de un artículo), una fórmula con la que las revistas advierten de que un artículo puede ser problemático.
“El editor es consciente de las amplias preocupaciones que suscitan los autores de este artículo y, en consecuencia, incluye esta expresión de preocupación en dicho artículo mientras la revista y el editor llevan a cabo una investigación”, advierte Sage.
Publicado en: elDiario.es
